Homogeneización de género
Por: Claudio González
En los últimos tiempos se ha puesto muy de moda el hablar sobre la igualdad de género y los derechos de la mujer. Se celebra cada vez que una empresa o una política del estado implementa distintas regulaciones que permiten a la mujer desarrollarse de mejor manera, ya sea en temas laborales o personales, como las cuotas laborales.
Lastimosamente, el concepto de igualdad de género que se ha impuesto por parte de ciertos colectivos sin haber existido un debate parece más un intento por homogeneizar los géneros que buscar un crecimiento equiparado entre hombres y mujeres. ¿No se dan cuenta del impacto negativo que se está teniendo sobre una sociedad frágil que ha tomado miles de años en conformarse?
Muy lejos de buscar que volvamos a los tiempos en que la masculinidad hegemónica estaba por encima de las féminas, lo que se trata de decir es que se debe analizar todo lo que está sucediendo para que esto no termine en una degeneración de la sociedad, guerra de sexos, entre otros.
Es bueno resaltar que desde hace más de treinta años la emancipación de la mujer ha generado un cambio fundamental (además de necesario) para que el sexo femenino no fuese enfocado como el encargado del cuidado de la casa y de los niños, a no ser que fuese por una voluntaria decisión. Se han obtenido logros como el derecho al voto, manejar, acceso a diferentes recursos e incluso el poder vivir una vida independiente del hombre, además de poder trabajar igual que un hombre.
A pesar de todos estos avances, todavía queda un buen tramo por recorrer en la cruzada por eliminar la desigualdad masculina social que influencia la vida de la mujer, aunque es importante destacar que lo que se debe buscar en estos tiempo NO ES IGUALDAD DE GÉNERO, sino más bien la oportunidad de crecer en paralelo al género masculino. La igualdad de género implica que no existan diferencias entre hombres y mujeres, mientras que lo que se debe hacer es que a pesar de las inevitables diferencias existentes entre ambos géneros tanto física como psicológicamente, ambos puedan desenvolverse de una manera ecuánime social y laboralmente.
Si no se tiene cuidado con el presente intento de “homogeneización de géneros”, nos estamos arriesgando a reemplazar la “supremacía machista” por “la supremacía feminista”, que sería igual de malo, al contrario de quienes argumentan que hay que vengarse de “años de opresión”. No existe la necesidad de satanizar las acciones y pensamientos de los hombres para que la mujer se sienta respetada, pero sí es necesario que ambos géneros tengan la misma posibilidad de crecer, respetándose entre ambas partes para que la sociedad no siga resquebrajándose.
*La opinión del autor es personal y no constituye una posición oficial de la Fundación Nueva Democracia.