“SIN FACTURA, por favor”
Por: Nicol K. Merida
La nacionalización de los hidrocarburos, el IDH, el ahorro y la estabilidad económica de Bolivia, a ojos del mundo, ha dado paso para que Bolivia sea considerada uno de los países con mayor crecimiento económico de la región. Pero para ser críticos ante estas condiciones hay que ver ambas caras de la moneda.
Muchos estarán de acuerdo con que el principal ingreso de Bolivia son las exportaciones de hidrocarburos y minerales, claro está que estos son limitados y que mucho dependerá de las acciones que se vayan a tomar para continuar con esta fuente de ingreso, sin embargo la caída del precio del petróleo, no es nada más ni menos, que asumida por la ciudadanía, mediante la constante subida de las tasas impositivas y la deuda de la que nos hacemos acreedores.
Sí, somos menos pobres, pero somos más vulnerables, ya que el “colchón financiero” que existe gracias a las materias primas, lo vemos hoy en una curva decreciente que está saliendo a luz con los gastos innecesarios en miles de millones de bolivianos destinados a canchas de fútbol, palacios, helicópteros, estadios, etc.; y sobre todo con los grandes casos de corrupción. Si bien la desdolarización ha permitido a muchos acceder a créditos y servicios financieros, creando una estabilidad, la que al momento de pasarnos la factura, el costo de está será el elemento sorpresa más preocupante.
Y cuál es la razón tras estas constantes acciones manipuladas, ¿porque es que se está dejando tan de lado al sector privado?, y es que el Estado está asumiendo el protagonismo en la economía nacional, donde las acciones han llevado a ser uno de los países con mayor presión tributaria, a crear altos beneficios sociales que culminan en doble aguinaldos y a asignar recursos a través de medios políticos, entre otras “políticas públicas”. Debemos estar conscientes que la corrupción la encontramos en nuestro diario vivir, en el simple hecho de ir de compras y pedir la rebajita justificándonos con el “sin factura, por favor”. El verdadero protagonista de nuestra economía se reduce a aquel emprendedor y su lucha constante para mantenerse de pie, a pesar del riesgo que debe asumir, y es que también depende de nosotros y el poder que tenemos para adoptar herramientas que permitan al empresario y al consumidor tomar medidas de prevención y actuar estratégicamente.
*La opinión del autor no constituye una posición oficial de la Fundación Nueva Democracia.
Modificado por última vez en Jueves, 22 Noviembre 2018 21:07