BOLIVIA Y LA CORRUPCIÓN, CÁNCER QUE LO MATA DIA A DIA
Por: Luis Rivera
“Un Pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores, no es víctima, es cómplice”
GEORGE ORWELL (1903-1950)
Bolivia es un país que tiene 193 años de vida, en los cuales sabemos que existía corrupción incluso antes de su fundación al llegar la colonización española cuando sus interés personales atentaban los intereses de la comunidad.
Tomamos los temas de corrupción como algo tan normal en el transcurrir cotidiano de nuestras vidas que lo arraigamos como un tema cultural dentro de nuestra sociedad y esto es lo peor que pudo pasar ya que en casos como el “Caso del Fondo Indígena”, “Gabriela Zapata y la CAMC” con el transcurrir del tiempo la gente lo olvida, es decir se le hace costumbre ver este tipo de casos convirtiéndose en cómplice silenciosos que no pide ni exige justicia.
La primera reacción ante este alud de corrupción es poner en entredicho la eficacia de los organismos de control y del sistema judicial. Pero aunque el papel de estas instituciones es muy importante, hay que notar que su actuación tiene ciertos límites y se subordina a las autoridades de turno, siendo que estas deberían mantener su independencia para fiscalizar a los gobernantes y a su pueblo sin importar quién sea el infractor.
Analicemos el origen de nuestra estructura social. Esta proviene de la Conquista española, la cual entronizó una jerarquía de castas fundamentada en la pureza racial durante más de tres siglos. La Independencia, auspiciada por los criollos blancos, llevó a la abolición formal de las castas, pero no acabó las prácticas sociales de exclusión o discriminación por razones de sangre, esto implicó la persistencia de sistemas de relaciones de dependencia personal, lo cual ha impedido el desarrollo de una solidaridad nacional democrática, elemento esencial para una moral colectiva genuina. Más bien, la solidaridad se ha ejercido dentro de redes familiares y de clientelismo, que son muy limitadas.
Como Bolivianos de todas las edades debemos a mostrar un veto social a todas las personas que cometan actos de corrupción, enseñando a nuestros hijos una moral colectiva y genuina la cual nuestro país jamás tuvo, censurar y rechazar la corrupción desde los actos más pequeños hasta los más grande, impulsemos una sociedad que elija su poder judicial para que estos tengan independencia y puedan ejercer sus funciones plenamente, sin estar condicionados más que al soberano.
“LA CORRUPCION EN BOLIVIA ES UN CANCER EL CUAL CURAR DEPENDE DE CADA UNO DE NOSOTROS.”
*La opinión del autor no constituye una posición oficial de la Fundación Nueva Democracia.