El valor en el mercado
Por: Valeria Roca
Además de creer en la libertad de expresión y división de poderes, los liberales clásicos apuestan por el libre mercado como modelo para impulsar la economía y desarrollo de una sociedad.
La libertad económica supone que los individuos que integran una sociedad sean libres y capaces entre sí para crear, ofertar, producir y adquirir bienes o servicios según la demanda de necesidades que su sociedad requiere. O bien puedan acumular posesiones, si es que estos así lo deciden.
En este sentido, al buscar satisfacer las necesidades de una sociedad, los mismos individuos generan o crean su propia prosperidad económica, pues se adaptan a las necesidades del prójimo al satisfacerlas mediante sus bienes o servicios ofertados. Lo que comúnmente llamamos el juego de la oferta y demanda.
Esa búsqueda de satisfacción de necesidades ajenas deviene luego en lo que Hayek llamo el ‘‘milagro espontáneo de los precios’’, el cual consiste en un sistema de precios regulado directamente entre el productor y el consumidor, es decir; entre la satisfacción y la necesidad. Este sistema de precios que surge de forma espontánea entre los agentes que realizan una transacción ‘‘X’’ no asigna el valor o la tasa al bien o servicio sujeto de dicha transacción.
En consecuencia, si el consumidor o comprador valora o requiere con urgencia el bien ‘‘X’’ que el productor o vendedor ofrece, estará dispuesto a pagar lo que sea necesario para adquirirlo. Es aquí donde surge ‘‘el valor’’ de un bien o servicio, de la apreciación meramente subjetiva de la persona que lo requiera. Pues, lo que para unos es muy valioso y en consecuencia susceptible de un precio elevado, para otros puede ser totalmente insignificante y no lo comprarían aunque esté en oferta.
Por ello, resulta innecesario y hasta perjudicial que un tercer agente, como lo es el Estado normalmente, ajeno a las necesidades e intenciones del productor/vendedor o consumidor pretenda regular precios (valor) de bienes o servicios que no está requiriendo o negociando directamente, ocasionando únicamente el entorpecimiento de una transacción voluntaria entre productor/vendedor y consumidor.
*La opinión del autor es personal y no constituye una posición oficial de la Fundación Nueva Democracia.
Modificado por última vez en Sábado, 20 Octubre 2018 19:25